✨RESUMEN EJECUTIVO
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024, publicada por el INEGI el 30 de julio de 2025, ofrece un diagnóstico actualizado de la situación económica de los hogares en México. Uno de los hallazgos más relevantes es que el ingreso corriente promedio mensual por hogar fue de 25,955 pesos, lo que representa un crecimiento real de 10.6 % respecto a 2022. Este repunte, que revierte una tendencia negativa sostenida desde 2016, sugiere una mayor capacidad económica en amplios sectores de la población, lo que se traduce en terreno fértil para la adopción de servicios financieros digitales.
Sin embargo, la desigualdad sigue siendo el gran desafío. Los hogares del décimo decil perciben 14 veces más ingreso que los del primero, y las brechas por género, etnia y discapacidad se mantienen profundas: las mujeres ganan 4,111 pesos menos que los hombres y las personas indígenas tienen ingresos 26 % menores al promedio nacional. Estas cifras confirman que la inclusión financiera sigue pendiente, y que el sector FinTech tiene en sus manos la posibilidad —y la responsabilidad— de cerrar esas brechas con soluciones digitales accesibles, escalables y centradas en las personas.
📌 TAKEAWAYS CLAVE
● MXN 25,955 de ingreso corriente promedio mensual por hogar en 2024, con un crecimiento real del 10.6 % respecto a 2022, marcando una recuperación sostenida desde 2020. Este dato proyecta un entorno más favorable para la adopción de servicios financieros digitales.
● 1,352 pesos mensuales por hogar provienen de percepciones financieras y de capital (tandas, cajas de ahorro, préstamos informales), lo cual evidencia una base preexistente de prácticas financieras no bancarizadas que pueden ser formalizadas por soluciones FinTech.
● Los hogares del décimo decil (más ricos) ingresan 78,698 pesos al mes, mientras que los del primer decil (más pobres) solo 5,598 pesos. Esto implica una brecha de 14 veces, que, aunque menor a la de 2016 (21 veces), sigue siendo crítica para el diseño de productos financieros inclusivos.
● Las mujeres perciben 7,905 pesos mensuales en promedio, es decir, 4,111 pesos menos que los hombres, lo que representa una brecha de género de aproximadamente 34 % que limita su acceso a productos financieros formales.
📊Dato destacado: 1 de cada 20 pesos del ingreso familiar proviene de fuentes financieras no tradicionales.
Del ingreso total mensual promedio por hogar en México (27,307 pesos), 1,352 pesos corresponden a percepciones financieras y de capital, que incluyen conceptos como retiro de inversiones, ahorro, tandas, cajas de ahorro y préstamos de personas ajenas al hogar o instituciones.
Si bien esta categoría combina mecanismos tanto formales como informales, una proporción significativa —especialmente en hogares de menores ingresos— proviene de prácticas financieras alternativas. Este comportamiento sugiere un terreno fértil para que el sector FinTech desarrolle soluciones digitales que formalicen y escalen estos usos financieros ya existentes.
CONTEXTO
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024, publicada por el INEGI el 30 de julio de 2025, proporciona una radiografía actualizada de la economía familiar en México. En ella se confirma un dato alentador: el ingreso corriente promedio mensual por hogar fue de 25,955 pesos, lo que representa un crecimiento real de 10.6 % respecto a 2022. Esta cifra revierte una tendencia negativa sostenida desde 2016 y consolida un periodo de recuperación iniciado en 2020. La mejora en los ingresos se debe, entre otros factores, a incrementos en las remuneraciones por trabajo subordinado, al fortalecimiento de transferencias como jubilaciones y programas sociales, y a un mayor valor del ingreso no monetario, como el uso de vivienda propia sin renta.
No obstante, este avance económico convive con fuertes desigualdades estructurales. En 2024, los hogares del décimo decil (los de mayores ingresos) reportaron ingresos promedio mensuales de 78,698 pesos, mientras que los del primer decil apenas alcanzaron 5,598 pesos. Esto implica una brecha de 14 veces, que, si bien ha disminuido respecto al pico de 2016 (21 veces), sigue representando una concentración crítica de los recursos en el extremo superior de la distribución.
Además, esta desigualdad no solo es económica, sino también interseccional:
● Las mujeres perciben en promedio 7,905 pesos mensuales; 4,111 pesos menos que los hombres.
● Las personas que se identifican como indígenas o hablan alguna lengua indígena tienen ingresos promedio de 7,439 pesos; 26 % por debajo del promedio nacional.
● Quienes viven con alguna discapacidad reportan ingresos mensuales de 6,927 pesos, también por debajo de la media nacional
Este conjunto de datos confirma que México vive una realidad dual: mientras algunos hogares consolidan su recuperación económica, otros continúan excluidos del acceso pleno a los servicios financieros. En este contexto, el sector FinTech tiene el potencial —y la responsabilidad— de actuar como catalizador de cambio, diseñando productos digitales que respondan a esta diversidad social y económica. Comprender a fondo estas dinámicas es fundamental para trazar estrategias efectivas de inclusión financiera y expansión de mercado.
Aunque el ingreso por trabajo sigue siendo la principal fuente de ingreso para los hogares mexicanos (65.6 % en 2024), destaca el crecimiento sostenido de las transferencias (de 15.5 % en 2016 a 17.7 % en 2024), reflejo del papel creciente de apoyos gubernamentales en la economía de los hogares. Este dato es clave para las FinTech, ya que invita a diseñar productos digitales adaptados a ingresos variables o no laborales, como cuentas sin comisiones, microcréditos flexibles o herramientas de ahorro automatizado. Fuente: ENIGH 2024 (INEGI).
ANÁLISIS PRINCIPAL
● Interacciones financieras informales como puerta formal
Uno de los hallazgos más relevantes de la ENIGH 2024 para el ecosistema FinTech es el que muestra que 1,352 pesos mensuales del ingreso total promedio por hogar (27,307 pesos) provienen de lo que el INEGI clasifica como percepciones financieras y de capital. Esta categoría incluye una gama amplia de fuentes: retiro de inversiones, ahorro, tandas, cajas de ahorro, y préstamos de personas ajenas al hogar o instituciones.
Aunque el INEGI no desagrega estos conceptos según su origen formal o informal, el contexto nacional permite inferir que una proporción significativa de estos ingresos —sobre todo en los deciles más bajos— proviene de mecanismos informales o alternativos, como las tandas, préstamos entre conocidos o cajas de ahorro comunitarias. Estas prácticas, lejos de ser marginales, están profundamente arraigadas en el tejido económico de millones de personas y reflejan una cultura de gestión financiera que, si bien opera al margen del sistema bancario tradicional, ya cumple funciones clave como el ahorro, el financiamiento o la administración del riesgo.
Esta realidad representa una puerta de entrada estratégica para las FinTech. En lugar de partir de cero o buscar modificar comportamientos financieros desde la base, las empresas del sector pueden reconocer, digitalizar y escalar estas prácticas preexistentes.
Diversos análisis del ecosistema FinTech global han documentado cómo soluciones tecnológicas están comenzando a digitalizar prácticas tradicionales como las tandas o cajas de ahorro informales —conocidas a nivel internacional como ROSCA (Rotating Savings and Credit Associations)— en distintos mercados emergentes. Un informe publicado por la European Microfinance Platform (e-MFP)[1] destaca que este tipo de
[1] When Fintech Meets Traditional Informal Financial Schemes: Recent Trends & Innovations in Digitising Rotating Savings and Credit Associations (ROSCAs). Fuente: https://www.e-mfp.eu/post/when-fintech-meets-traditional-informal-financial-schemes-recent-trends-innovations-digitising?utm_source=chatgpt.com
innovaciones está formalizando mecanismos comunitarios de ahorro y crédito en regiones como África y Asia, y subraya su alto potencial de adopción en América Latina, gracias a factores como la elevada penetración móvil, los vínculos sociales de confianza y la baja bancarización de amplios segmentos.
Además, formalizar estas interacciones trae beneficios no solo para las personas usuarias, sino para todo el ecosistema financiero:
➔ Reduce el riesgo de fraude o pérdida de capital, común en esquemas informales sin registros ni contratos.
➔ Permite generar historial financiero alternativo, que puede ser utilizado para otorgar microcréditos, seguros o productos de inversión inclusivos.
➔ Mejora la eficiencia en la distribución de apoyos, subsidios o incentivos públicos, al canalizarlos a través de plataformas tecnológicas con reglas claras.
Desde la perspectiva de negocio, también hay incentivos claros: estos 1,352 pesos mensuales por hogar representan un flujo económico masivo, si se considera que hay más de 35 millones de hogares en el país, de acuerdo con datos del Censo de Población y Vivienda 2020[2]. Incluso si sólo una fracción de estas prácticas se canaliza a través de productos FinTech, el potencial de expansión y sostenibilidad es significativo.
Sin embargo, para que esta transición funcione, no basta con replicar tecnológicamente las estructuras informales. Es indispensable que las soluciones FinTech sean culturalmente adecuadas, sencillas de usar, compatibles con niveles bajos de alfabetización digital y financiera, y accesibles en términos de conectividad y costo. El éxito no está en imponer una nueva lógica, sino en tejer puentes entre lo que ya existe y lo que puede mejorar.
En resumen, los datos de la ENIGH 2024 no solo revelan un comportamiento financiero que ya ocurre; muestran con claridad que la inclusión financiera no solo comienza con una cuenta bancaria, sino con el reconocimiento de prácticas que las personas ya valoran y utilizan. Para las FinTech esta es una invitación directa a construir a partir de esa realidad.
[2] Censo de Población y Vivienda 2020 (INEGI): https://www.inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nueva_estruc/702825198060.pdf?utm_source
IMPLICACIONES
Impacto en el ecosistema FinTech
El hallazgo de que 1 de cada 20 pesos del ingreso familiar proviene de percepciones financieras y de capital —muchas veces informales— no puede ser ignorado. El ecosistema FinTech ha reconocido históricamente su existencia como parte del problema de inclusión pendiente. El reto actual no es descubrir estas prácticas, sino construir a partir de ellas. La clave está en evolucionar del reconocimiento a la integración: aprovechar estas dinámicas como punto de partida para diseñar soluciones digitales que formalicen, escalen y fortalezcan estos flujos financieros, haciéndolos más seguros, trazables y útiles para generar historial financiero. No se trata de imponer nuevos hábitos, sino de acompañar e impulsar una transformación con base en lo que ya funciona en la vida cotidiana de las personas.
Uno de los grandes aportes del ecosistema FinTech ha sido democratizar el acceso a servicios financieros mediante tecnología, permitiendo que millones de personas abran cuentas, realicen pagos digitales o accedan a microcréditos con mayor facilidad. Sin embargo, la ENIGH 2024 nos recuerda que el acceso, aunque necesario, no es suficiente. Para avanzar en una verdadera inclusión financiera, el siguiente paso es asegurar que los productos ofrecidos sean culturalmente pertinentes, sensibles al contexto y diseñados con enfoque diferenciado. Esto implica comprender a profundidad las condiciones de mujeres, comunidades indígenas, personas con discapacidad y hogares rurales, para crear soluciones que respondan a sus realidades específicas. El desafío ya no es solo llegar a más personas, sino hacerlo con productos que realmente generen valor y acompañen su bienestar financiero.
El ecosistema FinTech en México ya ha dado pasos importantes en el uso de historiales de crédito alternativos. Sin embargo, la ENIGH 2024 confirma que millones de hogares siguen gestionando sus finanzas a través de mecanismos informales como tandas, redes de préstamo entre conocidos o cajas comunitarias. El reto ahora es avanzar hacia modelos que reconozcan y valoren esas dinámicas como señales de comportamiento financiero confiable. Digitalizar y registrar estas prácticas —aunque sea de forma básica— puede abrir nuevas vías para ofrecer crédito responsable a quienes hoy no tienen historial bancario, sin imponerles estructuras ajenas a su realidad económica y cultural.
La transición digital no puede darse si las soluciones tecnológicas son complejas, costosas o exigen conectividad estable. Estudios complementarios como la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2024 demuestran que en los estratos de menores ingresos el acceso a internet y computadoras es limitado, y los niveles de escolaridad tienden a ser más bajos.[3] Para estos segmentos, la usabilidad —entendida como claridad, simpleza y confianza— no es una característica estética, sino un requisito de entrada. Los productos FinTech que triunfen serán los que mejor comprendan la experiencia del usuario informal y traduzcan esa lógica a entornos digitales.
Consideraciones regulatorias
Es fundamental que la regulación fomente una inclusión financiera que sea responsable, asegurando que la apertura a nuevos usuarios no se traduzca en riesgos financieros desproporcionados para los hogares más vulnerables. Esto requiere un equilibrio entre innovación y supervisión, apoyado en herramientas tecnológicas para la detección temprana de señales de alerta y la aplicación de límites prudenciales.
● Oportunidades para stakeholders:
La oportunidad de transformar prácticas financieras informales en soluciones digitales formales no puede recaer únicamente en el sector FinTech. Es necesario que todos los actores del ecosistema —empresas, reguladores, autoridades e inversionistas— actúen de forma articulada para escalar una inclusión financiera verdaderamente significativa y sostenible.
a) FinTechs
[3] #ENDUTIH2024: avances y asignaturas pendientes en conectividad. Fuente: https://www.eleconomista.com.mx/opinion/endutih2024-avances-asignaturas-pendientes-conectividad-20250514-759152.html?utm_source
Las empresas FinTech tienen la oportunidad —y la responsabilidad— de diseñar productos que no solo sean accesibles, sino también relevantes y sostenibles para los hogares con ingresos bajos o variables. Esto implica desarrollar cuentas de ahorro digital que incentiven hábitos positivos, microcréditos flexibles ajustados a flujos de ingreso irregulares y herramientas de planificación financiera sencilla. Lejos de tratarse únicamente de nuevas líneas de negocio, estas soluciones deben estar centradas en mejorar el bienestar financiero de las personas, reconociendo sus prácticas, sus necesidades y sus condiciones culturales.
De igual forma, es crucial incorporar estrategias de educación financiera con enfoque comunitario, utilizando formatos accesibles y metodologías inclusivas que permitan a las personas usuarias comprender, confiar y tomar decisiones informadas sobre el uso de productos digitales.
b) Inversionistas
La ENIGH 2024 revela un mercado amplio y en expansión, con más de 35 millones de hogares que podrían beneficiarse de servicios FinTech diseñados para sus realidades. Para los inversionistas y fondos de venture capital, esto representa un potencial de escalamiento altamente atractivo, especialmente si se incorporan métricas de impacto social como parte de los modelos de rentabilidad. La financiación de startups que digitalicen prácticas financieras informales (tandas, cajas comunitarias, préstamos entre pares) o que desarrollen soluciones para segmentos tradicionalmente excluidos no solo genera retorno financiero, sino que fortalece la estabilidad del ecosistema financiero y su legitimidad social a largo plazo.
El enfoque en impacto y rentabilidad son complementarios: los modelos que generen valor real en comunidades desatendidas serán los que construyan una base sólida de usuarias y usuarios leales, preparados para crecer junto con las FinTech.
● Riesgos y desafíos:
➔ Perfil crediticio incierto
La ausencia de historial financiero o la irregularidad en los ingresos de amplios segmentos dificulta la evaluación del riesgo crediticio y eleva la posibilidad de sobreendeudamiento.
➔ Débil alfabetización financiera
Sin educación financiera adecuada, el uso de productos digitales puede derivar en errores, fraudes o decisiones perjudiciales, comprometiendo la inclusión en lugar de fortalecerla.
➔ Desconfianza hacia lo digital
La falta de familiaridad con plataformas tecnológicas, sumada a experiencias previas de fraude o exclusión, puede generar resistencia al uso de soluciones FinTech, especialmente en comunidades con alta vulnerabilidad económica.
CONCLUSIONES
Los hallazgos de la ENIGH 2024 revelan un entorno propicio para que las FinTech impulsen la inclusión financiera mediante productos adaptados a realidades diversas, especialmente en hogares con ingresos bajos o variables. La clave no está solo en ampliar el acceso, sino en diseñar soluciones culturalmente pertinentes, financieramente responsables y tecnológicamente accesibles.
Desde la Asociación FinTech México, seguiremos promoviendo un ecosistema que combine innovación y justicia financiera, articulando esfuerzos entre empresas, autoridades e inversionistas para construir un mercado más equitativo. La inclusión financiera no debe ser un efecto colateral del crecimiento del sector, sino su objetivo central.
RECURSOS ADICIONALES
● Referencias principales:
○ Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024:
https://www.inegi.org.mx/programas/enigh/nc/2024/
○ Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024:
https://www.inegi.org.mx/programas/enif/2024/